De las más antiguas tradiciones romanas deviene la costumbre de los cultos privados que, con España, fueron trasladados a este continente.

En San Lucía viven –siglos, generaciones, historias de por medio- algunos de ellos: Santa Rita, la Santísima Trinidad, la Inmaculada, San Benito. Y nacen otros más recientes: el Divino Niño o el Cristo de la Misericordia. Practicados en un principio sólo por los patricios romanos, más tarde también por los plebeyos, comprendía: – Culto del primer antepasado, el fundador de la gens, generalmente un hombre, también se daban casos en los que era un dios. – En el atrio de casa solía estar el lararium, con un altar dedicado al Lar familiaris.

A las almas de los muertos se les llamaban Manes  y se los honraba con ofrendas. El ministro de los cultos privados es el pater familiae. Los romanos primitivos no tenían templos, ni tampoco estatuas ni figuras. Los auspicios se hacían al aire libre. Los cultos privados asientan sus raíces en la más remota antigüedad.

De las «numinas» primitivas surgieron las primeras diosas o dioses- De hecho, las deidades se reparten en dos grupos generales: las agrícolas y las domésticas. Los «lares» eran los dioses del hogar, que velaban por la buena suerte de la familia. España, conquistada por Roma, recibió de ésta avalanchas de legados culturales. Uno de ellos fue este de instituir el culto a una devoción familiar y hacerle homenajes de una generación a otra.

Y cada familia le llevaba al suyo flores, cànticos y plegarias y un cortejo de invitados que recibían buena parte de los obsequios. Esta práctica se asentó con los hispanos en Venezuela. Se desconoce si en otras localidades se mantiene. Pero en Maracaibo, exactamente en la parroquia Santa Lucía, permanecen varios de ellos, mientras que algunos devotos cultivan el nacimiento de otros.

La misma devoción a Santa Lucía fue en sus inicios un culto familiar. Actualmente se mantienen el Culto a la Inmaculada de la familia Borjas cada 8 de diciembre; el San Benito de los Matos, que se inició hace aproximadamente cien años, la Santísima Trinidad de la familia Meleán Y Santa Rita de Chinca Vilchez.