Hasta hace poco se movía por los pasillos de la Universidad Cecilio Acosta y por los escenarios de Maracaibo. Entonces, además de estrenar algunas de sus composiciones, como Un Cuento de Luces y de Sombras (ópera con libreto de Germán Barboza), se presentaba con su voz ligeramente oscura como tenor del Grupo Venezziola, del que formaba parte Maracaibo lo había visto transitar por el Conservatorio de Música José Luis Paz, donde siguió estudios de Canto Lírico, y asumir un lugar en el Coro Sinfónico Juvenil del Zulia, cuando ya presagiaba su aspiración de ser un sobresaliente músico. Así se lo confesaba a sus amigos.

Todavía en ese tránsito de formación, ahora se desplaza por patios y corredores de la Escuela de Música Moores, en la Universidad de Houston, donde cursa estudios avanzados en composición musical. Pero nunca se ha ido del todo: Hace poco, en esta su ciudad se estrenó Incertidumbre, obra para coro mixto con letra de Mirem de Ondiz, una venezolana radicada en Texas, que también perteneció al Grupo Coral Venezziola. Esta misma semana se está estrenando otra obra para coro en la Casa de Opera de la Escuela de Música Moore de la Universidad de Houston.

Esta composición, que lleva letra de una distinguida poeta zuliana, la Dra. Lilia Boscán de Lombardi, está concebida para coro femenino. Y el próximo domingo, su primo -que también es venezolano- estrenará un ciclo de canciones para barítono, viola y piano, de su autoría; en Dudley Recital Hall también con letra de Lilia Boscán de Lombardi.

Con una composición de mágica estructura y sugestivo titulo, Siete Minutos de Amor, este joven zuliano se destaca entre unos treinta participantes y se alza con el primer premio de una tradicional competencia anual de Compositores Jóvenes durante la cual se escoge la pieza que habrá de mostrar el Coro Austin Young para sus representaciones mundiales que, este año, tendrán lugar el 20 y 21 de mayo. He aquí su letra original y versión en español. 1’’? I found you? To later realize? You were always there. 2’’? How should I say, Without thinking too much, Hello? 3’’?(Amy Lowell) If I could catch the green lantern of the firefly, I could see to write you a letter. 4’’? I say your name: [insert name], I am besides you. I am there with you. 5’’? To see the sky, To know that you are there, Is enough for me to make me cry. To see the sky, To know that you are there, Is enough for me to make me smile. 6’’? I close my eyes. I see you. Just you. 7’’? I hear your voice. Suddenly, I breathe (again). Versión en español Te encontré Para luego darme cuenta De que siempre estuviste ahí. ¿Cómo podría decir, Sin pensar mucho, Hola? Si pudiera atrapar la linterna verde de la libélula, Podría ver para escribirte una carta. Digo tu nombre: [inserte nombre], Estoy a tu lado. Estoy allí contigo. Mirar el cielo, Saber que estás ahí, Es suficiente para hacerme llorar. Mirar el cielo, Saber que estás ahí, Es suficiente para hacerme sonreír. Cierro mis ojos. Te veo. Solo a ti. Escucho tu voz. De repente, respiro (de nuevo).

La magia de esta composición deriva de su estructura: Cordero se las arregló para que cada frase de la canción corresponda al lapso de un segundo. De manera que la misma está compuesta de siete frases, cada una de las cuales comporta una simbología. De allí que, entre los factores considerados para su escogencia, se encuentran la forma, la configuración de texto, el lenguaje armónico, la vitalidad rítmica, las técnicas no tradicionales y el matrimonio de la música y el texto que proporcionar un viaje significativo para nuestros cantantes, así como nuestro público. Estas son palabras del director artístico de la organización, Ryan Heller.

Como compositor, Carlos disfruta escribiendo música sobre todo para la voz. Y a su edad ha completado una opereta de tres actos, con una historia original y libreto y composiciones para la voz y el piano, para coro (a cappella y acompañado), así como música para conjuntos de cámara y orquesta. Sus obras se han interpretado a nivel internacional, incluidos los conciertos en Venezuela, los Estados Unidos, Canadá, Bélgica y Australia. Él mismo desglosa su obra: Seven Seconds of Love explora las emociones que surgen cuando descubres que amas a alguien: felicidad, inquietud, curiosidad, duda, ansiedad, tristeza, miedo; así como también los recuerdos, las lágrimas, el duelo, las risas; la simple pero gratificante sensación de pronunciar el nombre del ser amado.

Este trabajo explica, según dice, cuán vital es la voz humana para él; como su sonido le hace respirar y, a veces, hasta suspirar. -Quiero, sostiene con fuerza, que la gente sienta el poder de tener un momento de paz y concentrarse en el hecho de que el amor puede hacer maravillas, “si lo dejas”. Decidió hacer esta pieza por la necesidad de expresar como, en vez de un momento definitivo, existen diferentes momentos que nos demuestran que amamos a alguien. De este mismo modo, en varias oportunidades escribió la letra de cada pieza, cosa que sin duda hace su proceso creativo aún más personal. Asegura que, a veces, una línea contiene más historias que un libro. Y eso lo movió a hacer poemas cortos pero con frases con las que pudiera crear sentimientos de identificación.

A lo largo de la obra, según describe, existe un constante intercambio entre la armonía tradicional y elementos aleatorios contemporáneos que le dan a la misma personalidad y carácter propio. Y es que él no solo aspira que el público escuche sus piezas, sino que participe en ellas. Ese es el motivo por el cual, en el 4to segundo incluye un momento aleatorio donde tanto el coro como la audiencia tienen la libertad de pronunciar el nombre de ese ser querido que extrañan o que simplemente les llena de alegría decir su nombre.

-Ver partir a seres queridos ha sido un duro golpe que he vivido los últimos años, cuenta, Por eso, en el quinto segundo exploro esa sensación agridulce de saber que alguien se fue, pero que ahora te cuida desde el cielo. Decidió cerrar este ciclo con una frase que reúne todo, “hasta el momento que escuché tu voz, no respiraba y para continuar haciéndolo, necesito seguir escuchándola”. -Esta obra, afirma, está dedicada al Grupo Coral Venezziola, agrupación a la que pertenecí por más de 3 años en mi ciudad, Maracaibo. Sin duda, este fue uno de los lugares donde ratifiqué cuán importante es la voz para mi como compositor. Allí, tuve la oportunidad no solo de formarme, sino de aprender cada día más junto a grandes amigos que, Gracias a Dios, hoy puedo llamar mi familia musical.

Ver el nacimiento de esta obra en manos de un grupo tan prestigioso como el Chorus Austin’s Chamber Ensemble, es algo que lo tiene muy emocionado y será, sin duda, una gran oportunidad de conocer Austin. A Carlos Alberto le gusta ver sus composiciones como abrazos musicales. Le encanta contar historias a través de melodías. Y, por eso, asegura que quiere “ser ese amigo en quien confías para traducir tus palabras en música”. Finalmente, siente que esta es la manera más sincera y personal en la que puede comunicarse con los demás y por ello espera seguir encontrando historias que contar y amigos con quien crear música.