El 25 de agosto de 1688 muere en Jamaica Henry Morgan, famoso corsario que desplegó su saña y su avaricia por todas las orillas del Mar Caribe y deambuló, amenazante, por la principales ciudades del Lago de Maracaibo. Ostentó el título de Sir, otorgado por la corona inglesa; y llegó a ser Gobernador de la isla caribeña donde lo alcanzó la muerte. Pero él no fue el único. Alentados por el atractivo de los prósperos puertos de la Cuenca del Coquivacoa, en el siglo XVII Maracaibo y Gibraltar fueron permanentemente asaltadas y saqueadas y sus habitantes aterrorizados ante su presencia. Se les llamó piratas, corsarios, filibusteros, bucaneros. El término filibustero deriva del holandés y bucanero, del francés. Pero ambos significan “saqueador de botines”. Eran comerciantes clandestinos organizados que actuaron por casi dos siglos al mando de los reyes de Inglaterra, Francia y Holanda, aves de rapiña con planes de expansión mercantil y territorial.
Era un modo de enfrentar el monopolio español sobre los tesoros de América. Esas naciones se aliaron para estimular la piratería entre los siglos XVI y XVII debido a las rivalidades entre España e Inglaterra. Y lo hicieron armando en patentes de corso naves y tripulaciones para saquear tanto los barcos como los territorios españoles. En paralelo, reyes y nobles tenían la potestad de armar en corso los buques de estos traficantes. Y, por supuesto, compartían las ganancias. Los piratas ejercieron notable influencia en los puertos del Lago de Maracaibo, particularmente de los dos más importantes, Maracaibo y Gibraltar. En estas ciudades incursionaron durante más de dos siglos y solían permanecer en ellas por meses enteros saqueando, persiguiendo y torturando sus habitantes.
Esto hizo que se construyeran fortalezas de defensa en la barra del Lago, como el Castillo de San Carlos creado como el Castillo de la Barra Grande que se había levantado ya para 1645. Sin embargo, en varias oportunidades fue objetivo militar de los piratas que hasta llegaron a incendiarlo en una oportunidad. Igualmente, se construyó en sus vecindades el Torreón de Zapara, llamado Castillo de Santa Rosa de Zapara que, varias veces, fue derribado por el mar y definitivamente abandonado pocos años antes de la independencia. Los piratas más conocidos que visitaron el Lago fueron cuatro, dos ingleses, William Jackson y Henry Morgan; y dos franceses, Juan David Nau, mejor conocido como El Olonés, y Francisco Grammont.
No obstante, destaca la presencia en el Lago de un médico de origen francés llamado Esquemeling que, por cierto, se convierte en uno de los primeros cartógrafos de Maracaibo, al dibujar un plano de la población y de la boca y saco del lago. Los historiadores de hoy consideran que su frase en el siglo XVI fue profética: Maracaibo es el puerto más cómodo del mundo. La razón por la que los piratas incursionaron tanto en el Lago es la riqueza de la zona. Particularmente Gibraltar, que fue el primer puerto sobresaliente de la cuenca; y Maracaibo que se convirtió en cabeza de un circuito agro-exportador de la Provincia de Maracaibo, extendida por las tierras del actual estado Zulia, los estados andinos, Barinas y los valles de Cúcuta y Santander. Maracaibo era sabana totalmente aislada, que cabalgó por siglos entre cadenas montañosas y se asomó, sibarita y desordenada, al Mar Caribe desde la Boca de la Barra. Sin vínculos con la Capitanía General de Venezuela permaneció, durante casi un siglo bajo la jurisdicción del Virreinato de Santa Fe.
Desde siempre, se había buscado una ruta que, desde los andes, empalmara los centros de producción agropecuaria de las montañas –a través de caminos de recua- con los centros de distribución y acopio del mundo, a través de la ruta fluvial-lacustre y marítima que permitía la cuenca hidrográfica de Maracaibo. Es por esta razón que surge el puerto de Gibraltar, primero; y el de Maracaibo después. Y lo que genera una sociedad próspera, civilista e ilustrada que se considera autosuficiente y que toma sus propias decisiones. Por orden de llegada, los piratas que pisaron nuestra costas dejando huellas de horror fueron: William Jackson Capitán de navío inglés que, en 1642, incursionó en el Lago de Maracaibo con una orden de la Junta de la Marina de Londres y bajo la patente del conde de Warwick.
El 23 de diciembre de ese año llegó a Maracaibo e inició un saqueo que se prolongó por cuarenta días, al cabo de los cuales picó cabos con un botín extraordinario. En 1643, llegó a Gibraltar con los mismos propósitos; pero fue frontalmente enfrentado pos sus habitantes y debió huir. Atacó luego a Jamaica, Honduras, Guatemala y las Islas Bermudas. Juan David Nau – El Olonés Desde 1650, se dedica a los saqueos en Las Antillas, particulñarmente en Santo Domingo, México y Cuba. Pero desde agosto de 1666, durante dos meses, saquea todos los poblados de la cuenca. Aparte de reunir un cuantioso botín, logró sembrar el terror por su crueldad.
No obstante, obligado a desembarcar en Panamá, tanto Nau como sus compañeros fueron derrotados por los nativos, descuartizados y probablemente comidos. Henry Morgan Nació en la Provincia de Gales, Inglaterra. Fue el más famoso de los piratas al servicio de la corona inglesa. Formó parte de la invasión inglesa a Jamaica, que era posesión española. Dirigió el asalto a Camaguey, en Cuba; y a Portobelo, en Panamá. En 1669, atacó el Castillo de la Barra de Maracaibo y tomó la fortaleza de Zapara, entrando sin dificultades al Lago. Pero, al llegar a Maracaibo, encontró una ciudad fantasma: todos sus habitantes habían huido. Se cuenta que a quienes encontraron por los alrededores eran torturados y ejecutados. Después de refugiarse en Zapara, sale al mar con un inmenso botín. En 1674 se le otorga el título de Sir y se le nombra teniente gobernador de Jamaica. Francisco Grammont Nació en París. Fue marino y filibustero que asaltó las posesiones españolas de la cuenca del Lago de Maracaibo, incendió a Trujillo y saqueó La Guaira. Era miembro de la Real Marina francesa y, en 1678, con una flotilla de 12 barcos y 700 hombres, penetró en el Lago donde permaneció seis meses; sembrando la desolación, la destrucción y el terror.
Tras numerosas tropelías por el Caribe, el mar se lo tragó con su tripulación. Existen algunos hechos vinculados con los piratas en el Lago. Algunos de ellos son: El Tesoro de Belén, la presencia del Cristo Negro en la Catedral de Maracaibo; y la decisión del Cabildo de Maracaibo de armar naves en patente de corso como una forma de vengar los atropellos de ingleses y franceses. El Tesoro de Belén Se cuenta que hacia La Concepción, en un hato llamado Belén, que era el último de una cadena de hatos hacia el oeste de Maracaibo, Henry Morgan enterró un tesoro consistente en joyas y monedas de oro que transportaron catorce mulas en arcones de madera. Los planos de este tesoro fueron hallados en la casa del Marqués de Santa Cruz, en la calle Ciencias de Maracaibo.
La presencia del Cristo Negro en la Catedral de Maracaibo El Cristo Negro es una reliquia, tallada en cedro proveniente de Sevilla en el siglo XVI que, originalmente, ocupó la Iglesia de Gibraltar. Tanto los ataques de indígenas como los de piratas destruyeron en varias oportunidades este templo. Y como medida de prevención, la imagen fue llevada a la Catedral de Maracaibo, donde permanece. La decisión del Cabildo maracucho En vista de los permanentes atropellos por parte de los piratas, el Cabildo de Maracaibo acordó –y lo hizo- armar en patente de corso naves cuyos propietarios lo solicitaran para saquear barcos ingleses, franceses y holandeses. Y partían, por supuesto, las riquezas adquiridas. La ley del Talión en plena faena.