Sobre una explanada a cielo abierto se levanta el Monumento Homenaje a la Virgen de Chiquinquirá concebido para rescatar la sacralidad del lugar donde se produjo su más grande milagro: la renovación de la tablita donde se conserva su imagen a mediados del mil setecientos.

 

Este paseo está cargado de una profunda simbología y, además, conserva el uso de algunos elementos ornamentales tradicionales. Los pisos son reminiscencia de los antiguos diseños de mosaicos, propios de Maracaibo. Y sus redondeles evocan el sol. Las fuentes rescatan la simbología del agua, que recrea la pureza de la Virgen, el misterio del bautismo y el marullo del Lago.

Todos los elementos arquitectónicos se corresponden con los estilos presentes en las interioridades de la Basílica. Y, finalmente, rinde homenaje al rosario y a sus veinte misterios, presentes en la arcada de la estructura que sirve de respaldo a la escultura monumental, de 15 metros de altura.

Esta imagen representa a la Virgen del Rosario de Chiquinquirá, de pie, con el niño en los brazos, sobre una media luna, y escoltada por San Andrés y San Antonio.